A todos nos gusta causar una buena impresión, sobre todo si es la primera. Cuando vamos a una cita, una entrevista de trabajo, una reunión profesional o una cena informal queremos que los demás se formen una buena idea de nosotros.
Esta idea, lo que queremos transmitir, puede ser diferente para cada persona: quizás queremos que piensen que somos divertidos, atractivos, serios, inteligentes…
Pues con nuestro logotipo pasa lo mismo. Los clientes ven nuestro logotipo y conectan mentalmente con nuestra empresa. Nos reconocen y nos asocian a unos determinados adjetivos.
Pero, ¿Cómo hacemos que lo asocien a los adjetivos que queremos? La clave está en los criterios que aplicamos a la hora de diseñarlo. No es fácil, hay que conocer la empresa y entenderla. Después es necesario un trabajo conjunto para dar forma a la nueva imagen, y para que la empresa la haga suya: Un logotipo gana fuerza con el tiempo, no suele ser amor a primera vista.
Un buen logotipo tiene que ser original, representativo de nuestro negocio, fácil de recordar y con un diseño simple, sin formas complejas. Te explicamos cómo es el proceso de creación o rediseño de un logotipo con un caso práctico:
1. Exploración
Antes de nada tenemos que conocer la empresa, entender lo que hace y cómo es, saber qué le gusta y qué no a nivel de estilo, y con qué se sentirá identificada. También investigamos para ver qué hace la competencia y las tendencias del sector.
El diseño del logotipo de Estrada
Estrada es una empresa de nueva creación que vende viajes culturales y gastronómicos para la tercera edad. Son rutas en autocar con pocas personas, una alternativa diferente de las rutas turísticas comerciales.
Quieren diferenciarse de los viajes baratos del sector, pero tampoco quieren que los asocien a viajes de lujo. Los suyos son viajes para grupos reducidos, de precio medio y con un importante componente cultural.
Los clientes ideales son personas jubiladas a quienes les gusta viajar y disfrutar en compañía de amigos o de la pareja, pero que no quieren perder el tiempo organizando los viajes.
A nivel de estilo, la dirección de la empresa quería una imagen sencilla y elegante a la vez, no demasiado clásica, pero que encajase bien con la edad de su público.
2. Nube de palabras
Una vez hemos entendido la empresa, ponemos los adjetivos que han surgido durante las reuniones en una nube de palabras y dibujamos las conexiones entre ellos para identificar los conceptos que inspirarán el diseño del logotipo.
Para Estrada, los conceptos que más fuerza tenían fueron felicidad compartida, disfrutar en compañía, itinerario de viaje y ruta circular.
Los dos primeros se asocian a la vertiente más emocional del viaje: disfrutar con los amigos o la pareja, momentos de felicidad, compartir… El concepto de itinerario de viaje hace referencia directa al sector de la empresa, los viajes. Y el tercero, la ruta circular, se relaciona con los viajes organizados, donde no te tienes que preocupar por nada. El concepto de circular nos gusta también mucho por la asociación con la perfección, hacer que todo salga redondo, una forma fluida y sin interrupciones.
3. Bocetos
En esta fase empezamos a hacer bocetos a mano de lo que simbolizan estos conceptos, lo que queremos que represente el logotipo.
Para Estrada hicimos diferentes bocetos en los que jugábamos con los conceptos que habíamos trabajado en la nube de palabras.
4. Presentación en blanco y negro
Presentamos entre tres y cinco logotipos, todos en blanco y negro. Es importante que la elección del logotipo en este punto se haga sin color, para centrarnos en el concepto. En función del feedback del cliente, revisamos los diseños.
Para Estrada se presentaron tres diseños en blanco y negro:
El cliente escogió el último logotipo, ya que la combinación de conceptos es la que reflejaba mejor los valores de la empresa y lo que quería transmitir.
5. Color
Una vez escogido el logotipo tenemos que aplicarle color. Hacemos diferentes pruebas para ver qué colores corresponden a las emociones y conceptos.
En este caso, después de jugar con diferentes colores optamos por mantener el logotipo en blanco y negro, ya que reflejaba mejor la elegancia y la sobriedad que buscábamos para el público de la empresa.
6. Logotipo final
Cuando ya tenemos el logotipo y el color tenemos que trabajar en la integración. Nos aplicamos a fondo para que el logotipo final transmita exactamente el mensaje que queremos comunicar.
¡Y ya lo tenemos!
El logotipo será la imagen de la empresa durante muchos años, lo que los clientes ven y asocian de forma inmediata con nosotros, con nuestros valores y mensajes. Pero, con el paso del tiempo, tenemos que ver si hace falta actualizarlo para adaptarnos a las nuevas tendencias del sector, los nuevos consumidores o la propia empresa, que ha crecido y se ha modernizado.
¿Quieres comentar el post?