Una de las preguntas más habituales que me encuentro cuando doy formación en LinkedIn para empresas es si realmente funciona. La respuesta es simple: LinkedIn funciona si lo haces funcionar.
Siempre he creído que los perfiles profesionales que mejor pueden aprovechar LinkedIn son los equipos comerciales y de ventas, especialmente en empresas B2B, por la sencilla razón de que están muy interesados en buscar posibles clientes, y suelen estar sometidos a procesos de decisión de compra más largos. A día de hoy, LinkedIn es para estos profesionales una plataforma para hacer networking con la que ni tan solo soñaban hace unos años.
Los datos son claros. En el 2017 LinkedIn sobrepasó la cifra de 500 millones de usuarios en todo el mundo. De estos, hay 10 millones de usuarios en España, que se dedican principalmente a compartir contenidos relacionados con su actividad profesional, y le dedican de media 1,16 h por semana.
Es cierto que últimamente han aparecido en LinkedIn muchos contenidos «vacíos», publicaciones de carácter personal y existencial, por decirlo de alguna forma, que no tienen que ver con la actividad profesional ni interesan al resto de usuarios (a mí, personalmente, en absoluto).
Como pasa con cualquier canal de comunicación, no todo el mundo lo utiliza para lo que toca. Pero aún así, continúa habiendo mucha gente profesional con quien te puede interesar contactar. ¿Renunciarías a eso para ahorrarte ver la sobadísima frase motivacional del día en el canal de noticias? Si necesitas vender, no te lo recomiendo…
¿Cuál es la clave para que LinkedIn funcione?
La confianza.
Este apartado podría acabar aquí. Pero me explicaré. La confianza es esencial en cualquier relación personal y profesional, y se está convirtiendo en la nueva moneda de cambio en Internet. Si las personas no confían en nosotros, no nos contactarán, no leerán nuestro email, no nos llamarán…
¿Y cómo generamos esta confianza? En primer lugar nos tienen que conocer, y en segundo tenemos que aportar valor.
¿Por dónde empezamos?
- Actualiza tu perfil
Una de las primeras cosas que hacemos cuando conocemos a alguien es buscarlo en LinkedIn. Con ello tenemos una primera impresión de qué tipo de profesional es. Que esta impresión sea más o menos acertada depende de cómo hayamos trabajado nuestro perfil. En el blog de Inge Sáez hay consejos muy prácticos para arreglar perfil de LinkedIn. También podéis hacer una sesión de formación en equipo donde os ayudamos a actualizar el perfil in situ.
- Añade contactos
Una vez tenemos el perfil en buenas condiciones, tenemos que crearnos una buena base de contactos. Si clicas en el buscador, en el icono, irás a un buscador avanzado donde podrás filtrar por varios conceptos.
Un par de recomendaciones: no descartes a nadie que te envíe una invitación, no sabes si te puede llegar a recomendar, con quién está conectado…, y no empieces a enviar emails en frío tan pronto como los contactos te acepten. Este es el primer paso para generar confianza, no los asustes con spam (cualquier cosa que no te hayan pedido explícitamente es spam, aunque a ti te parezca que «esto les puede interesar mucho»).
- Comparte contenido de valor
Ahora te tienes que hacer visible. Comparte actualizaciones y noticias de tu sector, de lo que haces, de ferias, sobre la empresa… Aquí te iría genial que la empresa tuviese un blog. La clave es aportar valor, y que te perciban como un buen profesional interesado por lo que haces y al día de tu sector. Piensa que la gente está ya cansada del «compra, compra, compra» o del «mira lo que hago». Ponte en la piel de tu cliente. Encuentra un equilibrio entre las cosas que les interesan y lo que quieres comunicar.
4 consejos para no perder la ilusión
A veces me he encontrado personas que se ilusionan con el potencial de LinkedIn, le dedican un gran esfuerzo, pero abandonan pronto por falta de resultados.
- Gestiona bien tus expectativas: LinkedIn no es para todo, ni es la panacea universal, ni resuelve nada en una semana. Requiere, como cualquier estrategia digital, dedicación y esfuerzo de acuerdo con lo que queremos conseguir. Por publicar un post no nos empezarán a llover llamadas.
- Constancia: Una de las claves de LinkedIn es la regularidad. Dedícale un rato al día, o cada dos o tres días… Pero no vale publicar compulsivamente durante tres horas y abandonarlo durante dos meses.
- Ensayo y error: si no estamos teniendo los resultados que queremos, no tenemos que pensar que LinkedIn no funciona. Quizás no queda claro lo que hacemos, no estamos transmitiendo los mensajes adecuados o nuestros contactos no son los correctos. Revisamos, corregimos y volvemos a probar.
- Colaboración: pide ayuda cuando haga falta, especialmente al resto del equipo. Que te pasen contenidos, que compartan, que te informen de noticias de la empresa… Es más fácil que las cosas funcionen en equipo.
Esto es un punto de partida, aliñado con algunas reflexiones personales y las respuestas a preguntas que me suelen hacer. A partir de aquí, cada uno hace el camino en función de a dónde quiere llegar.
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