En los últimos tiempos se oye hablar mucho de marca personal, sobre todo para feelances y personas que quieren buscar o canviar de trabajo. Pero, ¿qué supone exactamente hacer marca personal? En realidad no es nada nuevo, simplemente se trata de sistematizar un proceso que cualquier profesional lleva tiempo haciendo de una forma más o menos consciente. La comunicación y el marketing online no han descubierto la rueda, solo han evidenciado que las cosas giran gracias a ella.
Podríamos decir que no hacemos o dejamos de hacer marca personal. La tenemos hecha. Tan solo tenemos que decidir si la gestionamos o no.
La marca personal, clave en los directivos y responsables de empresa
Hay unos perfiles para los que es clave sistematizar y controlar la gestión de la marca personal: los emprendedores, empresarios, directivos y responsables de las empresas. En resumen, aquellas personas que tienen contacto con clientes, proveedores y partners, y que se convierten de una forma u otra en la imagen de la empresa. Y los clientes confían en las personas, no en logotipos.
A partir de aquí, ¿sabes qué piensan de ti tus clientes y proveedores?
Todos intentamos siempre causar una buena impresión cuando vamos a una visita comercial, una reunión para un proyecto o una comida de negocios. Pero, ¿cómo gestionas la imagen que proyectas online? ¿Se corresponde con lo que quieres transmitir, o la impresión que das es diferente? Y si es así, ¿cómo la cambias?
Es cierto que la mayoría de personas tenemos unas ciertas nociones de cómo movernos por LinkedIn, y de las premisas básicas de qué poner y no poner. Pero hacer marca personal consiste precisamente en pasar de una gestión intuitiva a una gestión por criterios de nuestra imagen en Internet.
No tenemos que ser creativos, tenemos que ser sistemáticos.
¿Cuál es el proceso a seguir?
Uno de los principales interrogantes que surgen cuando hablamos de marca personal es saber en qué consiste exactamente: ¿Qué tendremos que hacer?
En primer lugar, definimos el plan de marca personal. En un documento fijamos nuestros objetivos, el público al que nos interesa dirigir-nos, cómo nos definimos (qué destacamos, con qué palabras lo hacemos…) y las acciones necesarias para lograr estos objetivos. Simplificándolo mucho, sería un plan de marketing y comunicación aplicado a una persona.
En segundo, ejecutamos las acciones indicadas en el plan de marca personal. Como en cualquier plan, hay que calendarizarlas, asignarles recursos, medir resultados y modificarlos si no tienen los resultados esperados. No hace falta decir que se debe ser regular y persistente en el tiempo, la marca personal no es una campaña de publicidad, es una carrera de fondo.
¿Por qué es diferente el entorno online?
La irrupción de Internet en el día a día profesional ha supuesto un cambio sustancial. Para empezar, el mundo online te ve mucha más gente; para bien o para mal, tienes mucha más exposición. Además, te ve gente que no te conoce personalmente; pierdes control sobre la primera impresión (y la segunda, y la tercera…) y sobre lo que piensan de ti. Por otra parte, el hecho de no estar no es para nada positivo: si no estás, no te conocen, por lo tanto pierdes oportunidades y transmites una imagen negativa.
Las opiniones de nuestros clientes
El hecho de trabajar la marca personal aporta beneficios diferentes según los objetivos de la persona, pero hay unos puntos que nos transmiten prácticamente todos los clientes:
- Trabajar la marca personal les ha hecho ser conscientes de su posicionamiento profesional, les sirve como espejo para ver si se comunican bien y si los demás los perciben como ellos creían.
- La sistematización de las acciones les ayuda a transmitir con más claridad sus puntos fuertes y sus activos.
- Les ha ayudado a captar más contactos, especialmente fuera del círculo habitual.
Resumiendo, la marca personal es inherente a nuestra vida profesional: Es lo que piensan de nosotros nuestros clientes y colaboradores. Podemos decidir controlar y gestionar esta marca para sacarle el máximo provecho, de forma sistemática y con objetivos y criterios definidos, o perder el control sobre lo que piensan de nosotros y de nuestra empresa o negocio. Así de fácil. ¿Tú qué harías?
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